martes, 9 de junio de 2009

Lo que se dice un referente

En tiempos donde contratos, premios y primas generan sólo polémica por los rincones del Nuevo Gasómetro y donde el término ‘mercenario’ se asocia fácilmente a un grupo de jugadores, es bueno repasar la particular historia de otro de los integrantes del actual plantel. Se trata de Bernardo Daniel Romeo, quien desde su llegada al club se encontró en varias encrucijadas a la hora de firmar contratos.

Pisó San Lorenzo por vez primera en septiembre de 1998, tras estar en conflicto con Estudiantes de La Plata. Le pidió a la AFA una semana más para encontrar club y terminó acordando su llegada a Boedo a préstamo por un año, con una módica opción de compra. Alfio Basile no lo tuvo en cuenta y debió conformarse con jugar en la Reserva. Pero empezó a encontrar continuidad con la llegada de Oscar Alfredo Ruggeri como director técnico del conjunto azulgrana.

Allí nace la anécdota, narrada en primera persona por el propio Romeo: “Se armó el equipo de los pibes con el Pipi Romagnoli, el Pipa Estevez y Guillermo Franco, entre otros. Se pelearon varios torneos hasta el final, aunque no se lograba la vuelta olímpica. De esa época se valoró mucho lo que pasó cuando se frustró mi pase y el de Romagnoli al Bayern Leverkusen. Fuimos una semana a Barcelona a negociar y a los alemanes no le cerraban los números. A mi me quedaban seis meses de contrato por el 20% y quedaba libre. En una de las reuniones se levantó el manager del Leverkusen y me dejó adentro de la sala con mi representante. Hicieron salir a los dirigentes de San Lorenzo. Me ofrecieron esperarme los seis meses y darme toda la plata de la transferencia a mí. Me levanté y me negué. Seis meses después me fui al Hamburgo, pero como correspondía. No podía ser desagradecido con el club que se la jugó por mí en un momento difícil. Fue algo que me salió del alma.”

En efecto, en enero de 2002, Bernardo fue contratado por el Hamburgo en una operación que le dejó al club dos millones de dólares libres (el total de la transferencia fue apenas superior a los cinco millones), incluyendo las deudas que el club mantenía con el delantero.

Aún sin jugar el partido de vuelta de la final de la Copa ante Flamengo, Romeo fue el goleador de aquella Mercosur. También había sido el máximo anotador en el Clausura 2001, donde el equipo récord del Ingeniero Manuel Pellegrini también fue campeón. Desde entonces gritó sus goles por Hamburgo, Mallorca y Osasuna. Hasta que a principios de 2007 pegó la vuelta. Supo revalidar sus credenciales de ídolo con varios goles: como el doblete a Racing que ayudó a ganar 4-3 tras ir tres goles abajo, un cabezazo en la altura de Potosí por la Libertadores para triunfar 3-2 y un agónico gol a Vélez en el Apertura 2008 que se terminó definiendo mediante el triangular con Boca y Tigre.



Desde octubre pasado viene peleando con un nervio afectado en la zona lumbar producto de un pisotón. Desde entonces se entrena con el único objetivo de llegar al 100% para el próximo Apertura y así convertir los 12 goles que necesita para llegar a la centena con la camiseta de San Lorenzo. “Quiero volver por la gente” y “Jamás le haría daño al club” son algunas de las frases esbozadas por el delantero en los últimos tiempos. Claro, no se queda sólo en palabras demagógicas el tandilense. Por pasillos del club se comenta que ya habría aceptado pesificar su contrato y cobrar por partido jugado a partir de junio. En tiempos de ‘mercenarios’, pavada de gesto.