lunes, 14 de abril de 2008

El día que el Beto traicionó a su causa


Decir Alberto Federico Acosta es decir gol. Sólo con la camiseta de San Lorenzo marcó 123 goles en 276 partidos, contando torneos locales e internacionales. Agregando los goles que señaló en los otros clubes donde jugó (Unión, Toulouse, Boca, Universidad Católica, Sporting Lisboa, Yokohama Marinos, Fénix) la cifra supera los 300.

Pero hubo un día en que el Beto decidió evitar goles en vez de convertirlos. Fue el 22 de diciembre de 1991, en La Plata. Por la última fecha del Apertura de aquel año, el San Lorenzo dirigido por Fernando Areán le ganaba a Estudiantes 2-0 gracias a los goles anotados por Flavio Zandoná y Alberto Acosta. Con esa victoria, el conjunto azulgrana se ubicaba tercero detrás del campeón River y el escolta Boca y obtenía así el derecho de jugar la Liguilla Pre Libertadores.

Pero a siete minutos del final, el arquero Rubén Ruiz Díaz fue expulsado y, como San Lorenzo ya había realizado todos los cambios, el Beto ocupó el lugar. Durante los casi diez minutos que le tocó defender la valla tuvo dos intervenciones: contuvo un disparo del tucumano Raúl Aredes y controló un tiro libre de Roberto Trotta.



Tiempo después, Acosta explicó que en su breve paso por el Toulouse francés ya le había tocado vivir una situación así y por eso había ocupado el arco. En la foto, se lo ve con el buzo de arquero y el pantalón con el número nueve en el festejo en la cancha de 1 y 57 junto a Mario Ballarino, Diego Monarriz, Gustavo Matosas, el técnico Fernando Areán, Gustavo González y Juan José Cardinal.



Claro, esta es apenas un pequeño retazo de la historia que el Beto escribió como ídolo de San Lorenzo a fuerza de goles. Aquellos que hizo en dupla con Gorosito, los que anotó para festejar la Mercosur y la Sudamericana, el que marcó a Estudiantes para mostrar orgulloso el cartel de los "100 goles cuervos", el penal del gol 300 ante Vélez, el del partido homenaje en el Nuevo Gasómetro. Vaya este recuerdo como homenaje al sexto goleador histórico del club.

martes, 8 de abril de 2008

El Evangelio según San Paulo



Muchos conocen la historia del arribo de Paulo Silas a San Lorenzo. Aquella que narra que el enganche dudaba en quedarse o irse del club y que se terminó definiendo porque Dios "le mandó una señal" al convertirle un gol a Boca en su debut el 13 de abril de 1994.

Pero aquella anécdota encierra otra aún más llamativa que cierta vez Silas contó en primera persona en la Revista El Gráfico. Resulta que luego de una brillante campaña en Sao Paulo, que incluyó títulos con el club y también con la selección brasilera, Silas fue transferido junto a Muller al Torino. Como el club italiano tenía el cupo de extranjeros completo lo cedieron a préstamo al Sporting de Lisboa, al Césena y, finalmente, a la Sampdoria. Allí tuvo muy buenas campañas y llegó a jugar la final de la Champions League ante el Barcelona. Pero le rescindieron el contrato por una pubialgia cuando le quedaban dos años de contrato.

Destrozado, volvió a su Brasil natal. No quiso regresar a Sao Paulo parano 'quemarse' y prefirió probar suerte con equipos de otros estados, como Inter de Porto Alegre y Vasco da Gama. Pero no llegó a rendir en su plenitud. Y es aquí donde nace la anécdota dentro de la anécdota...

Según cuenta Paulo: "Un día fui a una iglesia para escuchar a un cantante de Río de Janeiro. En medio deun gentío detuvo su canto y preguntó: '¿Esta Silas, no?' Y enseguida continuó: 'Escuche, Paulo, en estos momentos Dios me está mandando a decir que conoce su llanto y su dolor, y me pide que le transmita este mensaje: tome la victoria hoy'. Me quedé tenso, mudo... Encima una señora que estaba en la fila de adelante se dio vuelta y me dijo que Dios le estaba mostrando que de hoy no pasaba. A los tres días vino Juan Figger, mi representante, informándome que estaba todo areglado para irme a la Argentina, a San Lorenzo de Almagro".

En efecto, Paulo tomó sus cosas y se mandó al Nuevo Gasómetro donde vio a su futuro equipo perder 2-0 con Estudiantes, mientras que le tenía que responder a todo periodista que se le cruzaba: "Yo soy Silas, no Gorosito".

Allí se empezó a gestar otra anécdota dentro de la anécdota. Retoma Paulo: "En mi primera noche en Buenos Aires, me arrodillé en la habitación del hotel y le pedí a Dios una prueba: hacer dos goles en mi debut para saber que me mandaba a este bendito país como misionero del deporte. Después pensé que dos goles eran muchos y que bastaba con uno. Si esto no sucedía, juntaba mis cosas y me volvía a Brasil".

Aquel 13 de abril la historia es conocida: faltando veinte minutos, Silas atrapó la pelota por la derecha de la cancha, enganchó y definió de zurda al segundo palo de Esteban Pogany. Con ese gol San Lorenzo le ganó 1-0 a Boca y toda la hinchada coreó el nombre del brasilero.

"Después, Moya me sacó el segundo sobre la línea y ahí un escalofrío tremendo me invadió el cuerpo, a tal punto que no pude seguir corriendo. Una voz retumbó en mis oídos, me decía que tenía poca fe porque, si hubiese pedido los dos goles los hubiera tenido".

En aquel duelo ante Boca, San Lorenzo formó con: Passet - Zandoná, Lorenzo, Ruggeri, Escudero - Monserrat, Carrizo, Netto - Silas - Artime y Biaggio. El técnico era Héctor Rodolfo Veira.

Silas jugó con intermitencia en aquel Clausura. Y en el Apertura siguiente se asentó como una de las figuras del subcampeón del Apertura, donde le anotó un golazo en el Monumental a River. En el Clausura 1995 fue una de las figuras del equipo que cortó 21 años sin títulos.

En total disputó 105 partidos (contando los Torneos Internacionales) con la camiseta azulgrana y anotó 24 goles.
Vaya esta galería de anécdotas hecho recuerdo como homenaje al ignoto brasilero que a puro ritmo de samba le dio volumen futbolítico al equipo campeón del Bambino Veira.

jueves, 3 de abril de 2008

El único gol del Ruso Manusovich

Inauguramos este nuevo espacio azulgrana con el recuerdo de uno de los jugadores más queridos del club durante la década del '90: Damián Marcelo Manusovich
El 'Ruso' llegó a San Lorenzo proveniente de Vélez Sarsfield en 1993 y debutó en la victoria 1-0 sobre Banfield del 5 de noviembre. En ese partido reemplazó a 'Toto' García.

Desde entonces defendió la camiseta azulgrana en 150 partidos, incluyendo la campaña que desembocó en el título del Clausura '95 que cortó 21 años de sequía. También jugó la Copa Libertadores de 1996, donde San Lorenzo cayó en cuartos ante River.

En toda su estadía en el club, Manusovich sólo marcó un gol: fue el miércoles 19 de noviembre de 1997, en el 4-1 a Colón de Santa Fe por la Fecha 13 del Apertura. Ese día, San Lorenzo ganaba 1-0 gracias a un gol de Sebastián Abreu, cuando a los siete minutos del segundo tiempo Claudio Biaggio bejó de cabeza un centro de Abreu desde la izquierda y Manusovich, a la carrera, fusiló a Leonardo Díaz. Después completarían la goleada Adrián Coria y un nuevo gol de Abreu. Esteban Fuertes descontó para los santafesinos.
Ese día, San Lorenzo formó con: Passet; Tuzzio, Luis Fernando, Lussenhoff y Manusovich; Montenegro, Galetto, Zapata y Gorosito; Biaggio y Abreu. El técnico era Jorge Castelli.



"Me acuerdo del festejo y lo emocionante de la situación. Fue contra Colón…. Recuerdo que hubo un centro, el Pampa la bajó y yo que estaba dentro del área pateo y… adentro. Mis compañeros me dijeron que fue impresionante el grito de gol, parecía que la gente tenía más ganas que yo de que la meta. Igual nunca le di mucho sentido, para mí lo más importante no era hacer un gol, esa no era mi función. Lo mío era asistir a los delanteros tirando centros", recordó tiempo después el Ruso.

Sobre su relación con San Lorenzo, Manusovich agregó: "Para mí el club más importante, el que con el tiempo aprendí a querer un montón. Yo con la gente tengo un cariño y una identificación mutua. Todos los años que pasé fueron maravillosos. Jamás pensé que iba a lograr ese pequeño lugar dentro del club, que para mi es enorme. Siempre fue mucho más lo que recibí que lo que le pude dar a la gente. Ahora estoy más alejado del fútbol pero sigo la actualidad del Ciclón, aunque me gustaría estar más cerca".

En 1998 fue víctima de la escoba que pasó el por aquel entonces flamante técnico Oscar Ruggeri y debió seguir su carrera en el Elche de la Segunda División de España.

Vaya el recuerdo de este momento como homenaje a la entrega que puso el Ruso vistiendo los colores azulgranas.